Comentario
La inigualable riqueza de retablos en Cataluña durante el siglo XIV, contrasta con su práctica ausencia en el área castellana. Existen, sin embargo, algunos ejemplos significativos, como el del Museo Provincial de Burgos, procedente del convento de San Pablo. De estructura rectangular apaisada, está organizado en dos cuerpos, siendo susceptible su lectura de arriba abajo. El cuerpo superior se dedica al ciclo de Navidad y el inferior al ciclo de la Pasión. Su función litúrgica es evidente, como el magno retablo de la catedral de Tortosa, obra del mismo siglo. El retablo de Yurre (Álava) representa escenas de la Infancia de Cristo y Tránsito de la Virgen. Durante los 22 años de pontificado del arzobispo Pedro Tenorio, su entusiasmo por la dignificación de la catedral proporcionó importantes frutos en el campo artístico. Aparte de las obras comentadas anteriormente y otras de tipo constructivo, se finaliza el trascoro. Un dato documental en el "Archivo de Obra y Fábrica" da luz en torno a su fecha de ejecución y el escudo del prelado aparece también en la obra. La importancia de la misma supone una labor de varios años. El cerramiento corresponde a tres muros, norte, oeste y sur, quedando abierto el que da a la capilla mayor. Se divide en alzado en dos cuerpos, el inferior formado por una serie de dobles arquillos ciegos cobijados por uno apuntado, éste a su vez bajo un gablete, con un rosetoncillo inscrito. Presenta similitudes con los pilares del Pastor de las Navas y del Alfaquí, lo que sugiere una continuación cronológica. Adviértase además que el gablete es un elemento presente en Toledo. En las albanegas se disponen nuevamente arquillos apuntados con insistencia mudéjar. Los arcos mayores montan sobre fustes de mármol oscuro, presumiblemente reaprovechados de la primitiva mezquita.
La riqueza decorativa arquitectónica corre pareja con la decoración escultórica, cuyo programa iconográfico es único en el siglo XIV. Sólo tiene paralelos contemporáneos globales en las "Haggadoth" judías, particularmente la de Sarajevo. Los cincuenta y siete relieves de que se compone el programa iconográfico son la trasposición escultórica del texto bíblico recogido en los dos primeros libros del Pentateuco, el Génesis y el Éxodo, en función de las lecturas de la vigilia pascual el sábado santo. No lejos del conjunto se halla la pila bautismal en relación directa con el bautismo de los catecúmenos el día citado. Se hizo también un cirio pascual para el presente propósito.
Las escenas representadas tienen un precedente puntual en los relieves de la sala capitular de la catedral de Salisbury (Inglaterra) del siglo XIII, conjunto, en el que, a diferencia de Toledo y la Haggadah de Sarajevo, están ausentes las plagas de Egipto. Se presta, en cambio, especial énfasis a la vida del patriarca José -21 relieves- para el que se han utilizado fuentes bíblicas y literarias y, como en Toledo, está presente la influencia del drama litúrgico. En el programa toledano se incluirán leyendas relativas a Caín, Abel y Seth, de clara inspiración literaria.
SI bien existen diferencias entre uno y otro programa, resultan bastante inferiores a las coincidencias. A partir del estudio de Selby Wittingham conocemos correctamente el número y disposición de los relieves en la sala capitular inglesa. Se compone de 60 -56 en Toledo-, cuya lectura de derecha a izquierda -en Toledo a la inversa- pone de manifiesto el sentido circular bíblico en ambos programas. Aunque en las dos catedrales se ha dedicado más espacio al Génesis, en Salisbury la desproporción es asombrosa: 50 relieves sobre 10 para el Éxodo. En Toledo, salvo las escenas relativas a la leyenda de Adán, Caín y Seth, ha sido la Biblia -Génesis y Éxodo, y alguna del Deuteronomio- la inspiradora directa. No siempre están en orden, pues sufrieron algunos cambios con la obra llevada a cabo en el siglo XVI por Alonso Berruguete.